viernes, 5 de noviembre de 2010

El nuevo Arequipazo PARTE I

En Arequipa se viene gestando una nueva revolución económica y social. Los tres centros comerciales que tendrá a finales de este año son solo una señal, y el “comienzo” para una región en la que se invertirán US$ 7.000 millones en el próximo lustro. Los retos también son muchos.

Es conocida (y criticada por algunos) la autoestima de los arequipeños, por ellos y por su tierra. ¿Cómo conseguir una apreciación objetiva de lo que viene ocurriendo en una región que está creciendo a tasas por encima del promedio del país? Porque el PBI de Arequipa ha venido siguiendo un ritmo anual de 6,8% durante los últimos nueve años.

María Pía Palacios es limeña pero llegó a Arequipa hace 18 años. Fue testigo del colapso del parque industrial arequipeño tras las reformas de los noventa, vio de cerca el Arequipazo del 2002, vivió el terremoto del 2001, y hoy es parte, como consultora y directora, del despegue de muchas empresas arequipeñas. Tiene la cercanía y la distancia necesarias para dar una opinión objetiva sobre lo que ocurre en la segunda economía del país.

Nos encontramos con ella en el Zig Zag, un restaurante de comida “alpandina” donde las carnes y pescados a la piedra volcánica son la especialidad. Tras mirar la carta le comentamos que en Lima es cada vez más común escuchar hablar sobre el boom gastronómico arequipeño. ¿Cuánto tiempo tiene este restaurante, dos años?, le preguntamos. “No”, nos responde. “Unos 10, y tal otro [que habíamos comentado antes] unos ocho. Ustedes los limeños se quedaron estancados en el Arequipazo”, disparó a boca de jarro.

Como para darle la razón, el segundo día de nuestra visita a Arequipa hubo un paro convocado por el Sutep, el sindicato de los maestros. Y, la verdad, jamás nos hubiésemos enterado si no fuera por una pequeña nota en el principal diario de la ciudad, El Pueblo, donde se informaba que mayoritariamente el paro no fue acatado, diríamos que casi por nadie.

Palacios, directora del Instituto de Desarrollo del Sur del Perú (Prosur), no niega que el levantamiento contra la privatización de las empresas eléctricas del sur durante el gobierno de Alejandro Toledo pusiera freno de emergencia a las inversiones en la región, pero también cree que el boom actual se viene gestando desde hace más tiempo del que conocemos en Lima. ¿Desde cuándo?, nos preguntamos. Casi desde ese mismo momento, al parecer.

Para muestra, Quimera

¿Cómo se pasa de facturar S/. 1 millón a US$ 85 millones en solo cuatro años? No es fácil lograrlo, pero en Arequipa se puede.

Juan Carlos Córdova realizó sus estudios superiores y de posgrado en Estados Unidos, hacia donde partió siguiendo a quien ahora es su esposa. En el 2004 decidió volver a su terruño. “Siempre tuve claro que si volvía al Perú sería a Arequipa, de ninguna manera a Lima. Es un tema de calidad de vida... Mis amigos me decían que estaba loco, que cómo se me ocurría regresar a Arequipa. Todavía estaba la cicatriz del Arequipazo”, recuerda.

Juan Carlos entró a trabajar al grupo Inca, uno de los principales productores de textiles de alpaca del país, donde solo duró hasta el 2007. Un año antes había comenzado a planificar el sueño del negocio propio. Aún como dependiente, decidió apostar por la compra de un terreno para diseñar un condominio, lotizarlo y vender los espacios. Su idea era darle un valor agregado que las constructoras de entonces ni consideraban: jardines y espacios públicos, entre otras innovaciones para la ciudad. Convocó a varios amigos para desarrollar el proyecto en conjunto. Todos aceptaron de palabra. A la hora de la hora, se tiraron para atrás. El “loco” decidió hacerlo solo.

Gracias a que el proyecto fue aceptado por un banco, logró el financiamiento, lo desarrolló y vendió todos los lotes en la etapa de preventa. Este fue su primer millón. Pero lo más importante fueron las señales que le dejó este primer éxito: que había recursos, que —sospechaba— venían sobre todo de la minería (Cerro Verde, en particular); que las personas estaban dispuestas a pagar más por una oferta diferenciada; y que era la hora de apostar.

Con las ganancias y nuevos créditos bancarios (que se hicieron más fáciles por el éxito obtenido) comenzó a comprar terrenos, donde ha ido desarrollando nuevos proyectos habitacionales, siempre bajo la lógica de que ofrezcan algo más que el promedio del mercado. Pero no solo eso: con la seguridad ya ganada y con la visión que había adquirido viviendo afuera y que ahora buscaba trasladar a su tierra, convirtió el grifo que tenía su madre en una cadena de 12 estaciones de servicio. Más adelante ingresaría al mercado de lubricantes con una marca propia, y luego montaría una distribuidora de productos de consumo masivo, una empresa de transporte de carga pesada, una empresa de alquiler de maquinaria pesada para la minería —a partir de una empresa prestadora de servicios para el sector, que era de su padre—, la recolección de residuos industriales y reciclaje de una parte de ellos, etc.

Hoy, Quimera tiene en camino la construcción de la primera planta de tratamiento de residuos industriales del sur del país; está negociando asociarse con una empresa mexicana para la instalación de una planta para la producción de sus propios lubricantes; y construye el primer centro empresarial de la Ciudad Blanca, que estará listo en diciembre del próximo año y que albergará un hotel de cinco estrellas. Pero también tiene en cartera la construcción de otros tres hoteles de lujo, en un joint-venture con la cadena Sonesta (en el Colca, en el norte y en Puerto Maldonado); y ya planifica el primer proyecto inmobiliario en las tierras donde se espera que se traslade la nueva ciudad de Arequipa para evitar que la actual colapse.

Creando riqueza

El caso de Financiera Crear también es digno de mención. Javier Valencia, el gerente general de esta empresa, nos contó su aventura de más de 18 años en su oficina de la calle Santa Marta, en el Cercado de Arequipa.

En 1992, Hábitat Arequipa Siglo XXI, una ONG creada durante el gobierno de Fernando Belaunde para canalizar proyectos de vivienda, modificó su giro de negocios hacia las finanzas. Se orientaron a los emprendedores y migrantes a la Ciudad Blanca, pues entendieron que antes que un problema para una ciudad que solía rechazarlos, ellos podían ser una fuente de progreso. En 1998 se convirtieron en la Edpyme Créditos Arequipa (Crear), producto de la nueva regulación financiera que también generó entidades como Mibanco, Edyficar (hoy en manos del BCP) y Confianza (en las del BBVA Banco Continental). En el 2000 incursionaron en Lima y seis años después, producto de una mayor fortaleza patrimonial, se convirtieron en financiera.

Como el resto de la economía, Crear sintió los efectos de la crisis internacional de finales de los noventa y luego del Arequipazo, pero en los últimos ocho años (desde el 2002) su crecimiento ha sido de 40% cada año. Es decir, se multiplicaron por 10. Impresionante. Sus colocaciones han pasado, en ese lapso, de S/. 23 millones a casi S/. 240 millones. En el sur, después de la Caja Municipal de Arequipa, que reportó colocaciones por más de S/.1.200 millones en el 2009, son la segunda institución financiera más grande. Han pasado de tener 765 clientes en 1998 a más de 100.000, y tras su incursión en Lima, 50% de sus colocaciones se realizan en la capital.

Seis de cada diez créditos que otorga en Arequipa (el otro 50% de su cartera) van a empresarios que se dedican al comercio; tres, a actividades productivas; y uno, a servicios. En la década de 1990, la mayoría iba al segundo rubro. Este cambio reflejaría los mayores recursos que ingresan a la economía a través de los salarios que reciben los trabajadores de Sociedad Minera Cerro Verde, una mina que está 35 minutos al sureste de la ciudad, en auto, y que es responsable de casi una cuarta parte del cobre producido en el Perú. Cerro Verde fue uno de los activos que la estatal Minero Perú privatizó en 1994, y fue a parar a manos de la estadounidense Cyprus Amax, que en 1999 fue absorbida por la gigante Phelps Dodge.

Fuente: poder360.com  15 de octubre  2010